El proyecto devuelve a la Plaza del Dos de mayo el esplendor que ha ido perdiendo a lo largo de los últimos años. Las trazas históricas se superponen al programa de usos, generando una plaza abierta al espacio público que reclama el interés por un pasado clave para el pueblo de Madrid y de España.
Los sucesos en el Cuartel de Monteleón son el germen de este proyecto de renovación. En él se eliminan lo elementos accesorios, devolviendo al arco el protagonismo que de verdad tiene. Alrededor del mismo se organiza la plaza a dos alturas y parapetada por un graderío que conecta la plaza deprimida con la zona de terrazas. En ella aparece diferentes espacios a base de bosquetes.
El programa mantiene los usos actuales, redifiniendo exclusivamente el tapiz donde se desarrolla, configurando este como un lugar ambivalente donde el usuario observa y es observado.
La materia vegetal que se plantea rememora los espacios claustrales y los jardines clasicistas. Las zonas se configuran de la siguiente manera:
Zona Infatil: Carpe, ciprés y boj.
Zonas estanciales: Cercis, carpe arbustivo, boj, lonicera.
Graderío: Melia.
Este jardín contiene:
Pittosporum tobira ‘Nana’, Cercis siliquastrum, buxus sempervirens, Cuppresus sempervirens.